En los siglos XVI y XVII, el Palacio Virreinal fue escenario de las aspiraciones y estilo de vida de la aristocracia novohispana. Bailes, banquetes, funciones de teatro y fastos reales se vivían puertas adentro. A repique de campanas, el jolgorio continuaba en plazas, calles e iglesias de la ciudad. Sin embargo, el Palacio era también símbolo del despotismo y blanco de motines populares, como el sufrido en 1692, cuya furia acabó con gran parte del edificio.
Tomó
su sede en lo que eran la casas nuevas de Cortés. En virtud de que la autoridad virreinal era la extensión del poder real, su Palacio, también conocido como Casa Real de los Virreyes, era el centro político y social de la Nueva España. Su ubicación, por tanto, era el punto geográfico de donde partía la traza y construcción de la ciudad capital. Junto a él se erigieron en el siglo XVI la catedral, sede de la Arquidiócesis de México, las Casas de Cabildo o Ayuntamiento, que alojaban al alcalde y al tribunal inferior, y un edificio con locales comerciales que a la postre se denominaría como el Portal de Mercaderes. El conjunto de edificaciones formaba un gran cuadrante, conocido como la Plaza Mayor, espacio donde confluían los variados habitantes de la ciudad.
Hoy es el Palacio Nacional
Fuente: http://historia.palacionacional.info/visita-informativa/virreinato-principios/vida-cotidiana/59-el-palacio-virreinal.html
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